martes, 10 de marzo de 2020

Simposio "Esfera pública y religión. Relaciones mutuas en la Historia, Educación y Sociedad" Madrid, 4-5 de marzo de 2020


La universidad se encuentra ante la mejor ocasión de recordar a las ciencias los fundamentos inmateriales pero reales de lo que existe. 


El 4 y 5 de marzo de 2020, tuvo lugar en el campus de Madrid de la Universidad de Navarra el Simposio Esfera Pública y Religión. Relaciones mutuas en la Historia, Educación y Sociedad, organizado por el Instituto Cultura y Sociedad (ICS).

Los asistentes han conformado una representación de todas las generaciones de investigadores y docentes académicos, de varias disciplinas universitarias y de diferentes universidades de cinco países.

El programa estaba muy bien trazado, engastado sobre un recorrido cronológico que ha servido de soporte para la profundización en el debate intelectual. Las dimensiones social y religiosa del hombre y se reflejan en la vida civil, y en el derecho que la regula. Desde las dificultades de conciliar conciencia, libertad y poder estatal en autores como Kant, Weber y Nietzsche hasta la pedagogía del Aprendizaje – servicio (Service – learning) de sello ignaciano en las universidades jesuitas en el siglo XXI. El mundo educativo se convierte en actor de primera línea para la base de convivencia política y social que incluya el fuero interno.
El debate final reclamó la presencia del Maestro en las leyes y su inclusión en los requisitos de calidad que valoran los ránkings de universidades. La financiación económica, pública y privada, se reveló fundamental, ambas en iniciativa integrada. La posmodernidad exige superar el atrincheramiento de la ciencia en lo puramente empírico; las ciencias naturales reclaman salir del positivismo científico declarado insuficiente.

La supervivencia de la universidad y la crisis sobre su misión es un hecho. Las nuevas formas de adquisición rápida de información parecen poner contra la pared a la reflexión y el estudio, actividades del docente e investigador universitario que necesitan tiempo para formar un poso de cultura. En efecto, un diagnóstico
algo pesimista que finalmente los intervinientes han logrado superar, señalando los valores que la universidad contiene en sí para salir de un angosto túnel.


Precisamente éste es su momento fuerte. La universidad se encuentra ante la mejor ocasión de recordar a las ciencias los fundamentos inmateriales pero reales de lo que existe. Este impulso abre a la física, la genética, la inteligencia artificial… La excelencia que sobrepasa el conocimiento puramente empírico, porque no satisface el asombro y curiosidad de la mente, del corazón. El natural espíritu creador del hombre sólo se conforma con lo que le abre a la conquista de lo infinito.

Consciente de trabajar a largo plazo, sin someterse a la economía laboral y productiva, trabaja para todas las personas, en todos los sectores profesionales, aglutinando todas las dimensiones humanas.

Lía Viguria Guerendiain
Universidad Rey Juan Carlos

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